Los
objetivos legítimos de un país son, entre otros: los imperativos de la
seguridad nacional; la prevención de prácticas que puedan inducir a error; la
protección de la salud o seguridad humanas, de la vida o la salud animal o
vegetal, o del medio ambiente. Los países evalúan esos riesgos y establecen
regulaciones técnicas para alcanzar dichos objetivos legítimos, asegurándose de
no crear obstáculos innecesarios al comercio y tomando en consideración la
información disponible científica y técnica, la tecnología de elaboración
conexa o los usos finales a que se destinen los productos.
La
mayoría de los reglamentos técnicos y normas se adoptan con el objeto de
proteger la seguridad o la salud de las personas, los mismos exigen requisitos
orientados a minimizar o eliminar los riesgos que puedan afectar a la seguridad
o perjudicar la salud de los usuarios; por ejemplo, aquellos que solicitan que
los automóviles lleven cinturones de seguridad con ciertas especificaciones para
reducir las lesiones en caso de accidentes de carretera o que los enchufes se
fabriquen de manera que protejan de variaciones eléctricas.
Las
regulaciones enfocadas en la protección de la salud y la vida de los animales o
de los vegetales tienen por objeto evitar la extinción de especies animales o
vegetales amenazadas por la contaminación del agua, la atmósfera y el suelo,
por ejemplo, aplicando medidas que permitan el diagnóstico y vigilancia
epidemiológica de plagas y enfermedades en vegetales y animales.
De
igual manera, los crecientes niveles de contaminación de la atmósfera, el agua
y el suelo, ha inducido a adoptar reglamentos encaminados a la protección del
medio ambiente, entre ellos figuran, por ejemplo, los relativos al reciclado
del papel y los productos plásticos, o aquellos que permitan reducir los
niveles de emisión de gases.
Los
reglamentos técnicos o normas que tienen por objetivo la prevención de
prácticas que puedan inducir a error prevén la protección de los consumidores
mediante su información, en forma principalmente de prescripciones en materia
de etiquetado, incluyendo prescripciones referidas al uso, conservación, clasificación, tamaño o peso de
un determinado producto.
Sin
embargo, es obligación de cada país realizar un análisis integral que le
permita alcanzar los objetivos legítimos sin crear obstáculos innecesarios al
comercio.
Evitar
obstáculos innecesarios al comercio significa que, al elaborar un reglamento
técnico para lograr un determinado objetivo, no deberá provocar más efectos
restrictivos del comercio que los precisos para alcanzar ese objetivo legítimo.
Según el Acuerdo OTC, definir los reglamentos sobre productos, en los casos en
que sea procedente, en función de las propiedades de uso y empleo de los
productos en lugar de su diseño o de sus características descriptivas
contribuirá también a evitar obstáculos innecesarios al comercio internacional.
Por ejemplo, un reglamento técnico sobre puertas resistentes a la acción del
fuego prescribirá que la puerta supere todas las pruebas necesarias de
resistencia a la acción del fuego, pudiendo, pues, especificar que, “la puerta
debe resistir la acción del fuego a lo largo de 30 minutos”; no especificará
cómo debe fabricarse el producto, o sea, “la puerta debe ser de acero, de una
pulgada de espesor”. Evitar obstáculos al comercio significa también que los
países no mantengan reglamentos técnicos si las circunstancias que dieron lugar
a su adopción ya no existen o han variado o si puede lograrse el objetivo perseguido mediante otra medida menos
restrictiva del comercio.
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